Amontonados en un templo, han aparecido los restos del gran banquete que puso fin a toda una cultura nacida hace 4000 años. Son las tibias correspondientes a unas 400 cabezas de ganado y una presencia significativa y sombría en medio de la estancia: un cráneo de toro con todos los dientes. Tras la pantagruélica comilona, los habitantes abandonaron con rabia lo que con mimo habían construido durante 1000 años en la Edad de Piedra. La peculiar fiesta se desarrolló en el archipiélago de las Orcadas, un grupo de 70 islas al norte de Escocia.
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