El carro enterrado con los caballos era necesario para el viaje del difunto al inframundo. El carro de Csillaghegy, ricamente decorado con figurillas mitológicas de bronce y de unos 1.700 años de antigüedad, perteneció a los eraviscos, un pueblo celta que siguió manteniendo sus creencias tras la romanización del territorio. Las figurillas, relacionadas con la comitiva del dios Baco, han sido excavadas conjuntamente por el Museo de Historia de Budapest y el Museo Nacional Húngaro.
|
etiquetas: tríbus evarisicas , romanización , budapest , arqueología , tumba