La práctica totalidad de sus miembros eran ciudadanos normales y corrientes de clase media. Algunos estaban casados y eran padres y aún así cumplieron con sanguinaria eficacia las órdenes genocidas de fusilar a quemarropa a miles de inocentes, niños incluidos. En el fondo eran conscientes de lo que hacían, pero lo hicieron. Lo más aterrador de esta historia es que no tenían nada de extraordinario ni fuera de lo común antes de vestir el uniforme. No estaban llenos de odio ni especialmente entusiasmados por la ideología y propaganda nazi.
|
etiquetas: psicología , ética , moral , nazismo , segunda guerra mundial