La tumba de Badi Eset, que seguramente fue uno de los hombres más poderosos de Egipto, puesto que su cargo implicaba encargarse de la custodia del tesoro real y el mantenimiento de las residencias del faraón, se ha datado en la Baja Época, concretamente en la dinastía XXVI (664-525 a.C.) y consta de un pozo funerario de diez metros de profundidad que conduce a una amplia estancia con nichos excavados en los muros
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