En áreas que son controladas por el autodenominado grupo radical Estado Islámico el castigo por hablar con los medios internacionales es ser decapitado, así que se necesita del coraje que tuvo Mohammed (no es su nombre real) para relatar, en forma de diario, sobre la vida cotidiana en Raqqa, la que es considerada la capital de EI. En esta tercera entrega de su diario, Mohammed nos cuenta la suerte que sufrió su jefe, cuando miembros de EI notaron su olor a cigarrillo. Vídeo de 3 minutos.
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