En el 2005, Rafael Correa es elegido presidente del Ecuador cobijado por variopintas banderas hastiadas de la partidocracia. El correato logró capitalizar el descontento de las masas, la gente inmediatamente se identificó con este nuevo político y apoyó la Asamblea Constituyente del 2008 realizada en Montecristi, según el correato era “un canto a la vida”, que duraría al menos 300 años. ¿El resultado de esta nueva aventura política? Secuestro de todos los poderes, hiperpresidencialismo y dictadura democrática.
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