Una de las mujeres que sirvió como modelo de lo que se consideraba una buena madre romana fue Cornelia (c. 189-110 a. C.), hija de Escipión el Africano, madre orgullosa de Tiberio y Cayo Graco. Educada en literatura y filosofía griegas, siguiendo la mejor tradición de los Escipión, que eran exquisitos intelectuales, pronto destacó en el panorama cultural y político romano por su elocuencia y cultura.
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