Cultura y divulgación
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La banda que hablaba con los delfines

En la famosa persecución de Con la muerte en los talones, la de la avioneta fumigadora, Cary Grant tiene un brillo ácido en la mirada. La escena es en sí una especie de alucinación, un sueño que transcurre en silencio en el que una máquina amenazadora cae del cielo sin escapatoria posible. Por aquella época, el actor consumía una dosis diaria de LSD y se había convertido en el apóstol de la nueva droga en el mundillo de Hollywood. «Toda mi vida», comentaba Grant en aquel año 1959, «he estado vagando en la niebla. Eres un puñado de moléculas has

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