Predecir cuál será el mejor candidato para recibir un trasplante de órganos, saber si el cliente de un banco devolverá el préstamo que quiere pedir, conocer la tasa de curación de un medicamento, acertar las películas que mejor encajan con los intereses los consumidores o, incluso, elegir la pareja ideal para una persona que busca. Son algunos ejemplos de lo que pueden hacer los algoritmos matemáticos, que analizan constantemente millones de datos, identifican patrones y hacen predicciones que se aplican a cualquier ámbito de la vida.
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