Johann Feindt decidió explicar su ciudad pasando tres semanas en la planta de urgencias de uno de sus hospitales. El retrato de Berlín Oeste que obtuvo fue implacable. Ancianos solos, que llevaban varios días tirados en el suelo hasta que los descubren porque no dejan entrar a nadie a sus casas y llevan el dinero ahorrado cosido a la bata. Alcohólicos que han incrementado su adicción por el paro. Gente que intenta que la ingresen porque en la vida real se siente sola... y fuera una ciudad que incluso en los 80 estaba devastada
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