Un terremoto registrado en Alaska en 1964 desencadenó un proceso evolutivo que resulta apreciable 50 años después en un antiguo pez marino de la zona afectada. Científicos de la Universidad de Oregon y sus colaboradores de la Universidad de Alaska han estudiado un pez espinoso marino que en sólo décadas experimentó cambios tanto en sus genes y rasgos externos visibles, como los ojos, la forma, el color, el tamaño del hueso y las escamas cuando se adaptaron a sobrevivir en agua dulce.
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