La vista por la ventana era de muerte lenta, ver cómo nos acercábamos al continente y ya cuando volábamos sobre Kenya, y entrábamos al espacio aéreo de Nairobi, podía ver las grandes áreas de los parques nacionales que estaban ahí, pegados a la ciudad. Yo sólo podía pensar en todos los animalitos que iba a ver. Y vimos caer la tarde. Así fuera mi segunda vez aterrizando en Nairobi, por primera vez salía de ese no-lugar que es el aeropuerto y además del sello en el pasaporte, venía la oportunidad de conocer algo de ese hermoso país.
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