Unos 3.700 años después de su muerte, el nombre y la existencia del faraón Senebkay emergieron el año pasado de las arenas de Abydos, uno de los principales centros políticos del Alto Egipto a unos 500 kilómetros al sur de El Cairo. El paso por laboratorio de su esqueleto, recuperado y ensamblado pieza a pieza, ha desvelado ahora las brutales puñaladas que acabaron con la vida de un avezado jinete.
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