Primero, tener un horno bueno, claro. Esta obviedad no es tal cuando muchas veces alquilamos o compramos una casa que viene con el horno ya instalado, como fue en mi caso, y sufrí todo lo indecible. A pesar de que por aquel entonces no hacía tantas cosas como ahora —eramos sólo dos y no existía webos— sí las hacía de manera similar y los resultados eran francamente regulares. Cuando digo un horno bueno, no quiero decir supermegahiperpiroturbolítico, con función vapor y mil programas predefinidos, que todo eso está muy bien, sino que...