Un día, Eulalia mi sobrina, fue a comer a casa de mi hermana y le llevó un pastel hecho con restos de bizcochos, que había realizado una amiga suya. La idea me pareció sensacional, para esos días que tienes restos de galletas, repostería... cualquier cosa dulce sirve. Aunque estén reblandecidos y humedecidos, sirve todo. Es un pastel fabuloso, y además nunca sabe igual, dependiendo de lo que pongamos.