"Conforme va desarrollándose la sociedad de consumo o de mercado pletórico de bienes, las dos clases sociales fundamentales del capitalismo, los asalariados (antes «proletarios») y los empresarios (antes «burgueses») se van haciendo cada vez más heterogéneas, y con vasos comunicantes fluidos no solamente intergeneracionalmente, de padres a hijos, sino también dentro de una misma generación. Un asalariado promedio tiene cierta capacidad de ahorro que, unida a un préstamo o a ayudas de familiares le permite emprender, formar su propia empresa, es decir, tomar en propiedad los «medios de producción». Son también asalariados altos ejecutivos millonarios, así como son empresarios los propietarios de pequeñas empresas o los autónomos, que ya no cabe considerar «opresores», hasta el punto de que se ve rota la unidad dual en dos grandes bloques, los «opresores» y los «oprimidos», correspondientes en el capitalismo a «burgueses» y «proletarios», mutuamente enfrentados, constitutiva de la filosofía marxista de la historia. Esta situación se agrava con la caída de la Unión Soviética. Pero era precisamente el «proletariado» el sujeto de reivindicación de los partidos socialdemócratas. Así, desaparecido éste como tal grupo homogéneo, la socialdemocracia no podía más que disolverse como movimiento político, o adaptarse a un nuevo sujeto de reivindicación; y es en las mujeres, las minorías en cuanto a orientación sexual, las minorías étnicas, el problema global del cambio climático, etc. donde encontró a éste. Así, la transformación de la izquierda es una consecuencia de procesos estructurales que tienen lugar en la base económica. Carece de sentido intentar hoy el resurgimiento de la izquierda obrerista, interpretada como «la verdadera izquierda», sencillamente porque las condiciones han cambiado, e impiden ese resurgimiento. Se trata de un proceso que tiene lugar en los partidos socialdemócratas de más o menos todos los países occidentales, conforme se han ido desarrollando económicamente, con cierto desfase temporal mutuo. No se trata de un proceso con un origen único (por ejemplo en EEUU) que posteriormente se haya ido difundiendo al resto de países, sino de un fenómeno de plurigénesis fundado en la coincidencia de condiciones estructurales análogas en la «capa basal» (sistema productivo) de los diferentes Estados occidentales, respecto de sus partidos socialdemócratas propios. En el caso de España, ese partido ha sido el PSOE. Así, su «pack ideológico» tiene que ser entendido como superestructura de una función mercadotécnica básica de los partidos socialdemócratas para mantenerse en el poder."
Daniel Alarcón Díaz.