Ayer tuve ocasión de ver en directo uno de esos espectáculos sobrecogedores que la Astronomía nos regala de cuando en cuando. Mientras tomaba imágenes del Sol, un filamento solar de más de 300.000 km se soltaba y quedaba flotando en el espacio. El enorme filamento de plasma era visible en el limbo nororiental desde hacía unos días, las nubes no me permitieron fotografiarlo el día anterior, así que al mediodía, una vez disipado el banco de nubes matutinas que suele formarse sobre el valle del Guadalquivir, subí a verlo.