Como demostraron Rotenberg y Yakir en un artículo publicado en 2010 en Science, el bosque de Yatir, más oscuro, absorbe más energía, la convierte en calor y la devuelve a la atmósfera. Al principio, el calor liberado por Yatir supera el efecto refrigerante de su absorción de dióxido de carbono. Rotenberg calcula que el bosque tardará más de 200 años en tener un efecto refrigerante neto, si es que sobrevive tanto tiempo.