Una consecuencia de La Niña es que ayuda a controlar las temperaturas globales. Esto significa que, a pesar de las recientes olas de calor generalizadas, los incendios forestales y las sequías, en realidad nos hemos librado de lo peor. Lo aterrador es que esta La Niña terminará y eventualmente se convertirá en el más conocido El Niño, que hace que las aguas del Pacífico ecuatorial se vuelvan mucho más cálidas. Cuando lo haga, el clima extremo que ha arrasado nuestro planeta en 2021 y 2022 se volverá insignificante.