Los niños que practican el violín o estudian piano podrían estar aprendiendo algo más que Mozart. Un equipo psiquiatría infantil de la Universidad de Vermont y Colegio de Medicina ha descubierto que la formación musical también puede ayudar a los niños a centrar su atención, controlar sus emociones y disminuir su ansiedad. Su investigación se publica en la revista de la Academia Americana de Psiquiatría Infantil y Adolescente.
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