Durante mucho tiempo, la piel fue vista como una simple barrera física contra los agentes externos. Sin embargo, dos estudios publicados recientemente en Nature han transformado esta percepción. Ahora sabemos que este órgano puede producir sus propios anticuerpos para combatir infecciones, independientemente de otras partes del sistema inmunológico. Este descubrimiento podría ser el primer paso hacia vacunas que puedan aplicarse directamente sobre la piel, eliminando la necesidad de agujas.
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