El estudio encontró cambios significativos en las propiedades biomecánicas de los ojos de los astronautas: una disminución del 33% en la rigidez ocular, una disminución del 11% en la presión intraocular y una reducción del 25% en la amplitud del pulso ocular. Estos cambios fueron acompañados por síntomas que incluían reducción del tamaño de los ojos, alteración del campo focal y, en algunos casos, edema del nervio óptico y pliegues retinianos. Los investigadores también encontraron que cinco astronautas tenían un grosor coroideo mayor de 400
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