Los investigadores, dirigidos por Zhang, recurrieron a un tipo de polímero que el laboratorio de Langer había desarrollado previamente, conocido como poli(beta-aminoésteres). Estos polímeros, que han demostrado ser prometedores como vehículos para la administración de genes y otras aplicaciones médicas, son biodegradables y se descomponen en azúcares y aminoácidos. También demostraron que incluso después de almacenarse durante seis meses a alta temperatura y alta humedad, más de la mitad de las vitaminas encapsuladas no sufrieron daños.
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