En la próxima década Estados Unidos quiere establecer una base permanente en el polo sur lunar. Y no solo estamos hablando de la NASA. El compromiso con la nueva fiebre lunar va más allá de la agencia civil y ha llegado al Pentágono. La famosa agencia militar DARPA ha puesto en marcha el estudio LunA-10 (10-Year Lunar Architecture [Capability Study]), de siete meses de duración, para «desarrollar tecnologías que operen conjuntamente para ofrecer servicios comerciales a futuros usuarios lunares».
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