En los años 60 y 70 los Estados Unidos y la Unión Soviética desarrollaron varios prototipos de motores nucleares térmicos, siendo los más famosos el programa NERVA o el motor RD-0410. Sin embargo, ninguno de ellos alcanzó el espacio. La propulsión nuclear térmica consiste en usar un reactor nuclear de fisión para calentar un propelente de baja masa molecular —normalmente hidrógeno— con el fin de que salga expulsado a gran velocidad.
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