Utilizando análisis de isótopos estables en restos óseos de un niño Clovis de 18 meses hallado en la actual Montana (Estados Unidos), los científicos lograron reconstruir la dieta de su madre, revelando que aproximadamente el 40% de su alimentación provenía de mamuts, mientras que el otro 60% habría consistido en la ingesta de otros animales grandes. Pero lo más interesante de esto quizás sea que los pequeños mamíferos y las plantas, anteriormente considerados posibles componentes importantes de su menú, jugaron un rol secundario.
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