Los niños y niñas que se han criado en hogares rodeados de más espacios verdes tienden a presentar mayores volúmenes de materia blanca y gris en ciertas áreas de su cerebro. Esas diferencias anatómicas están a su vez asociadas con efectos beneficiosos sobre la función cognitiva. Esta es la principal conclusión de un estudio publicado en Environmental Health Perspectives y liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación Bancaria "la Caixa," en colaboración con el Hospital del Mar y la UCLA Fielding School de Salud Pública (UCLA FSPH).
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