Imaginen que se pudiera tratar el autismo con un fármaco, casi como otra enfermedad cualquiera. Y aunque esto es pueda parecer a día de hoy casi ciencia ficción, es algo a lo que ha abierto la puerta un reciente estudio publicado en la prestigiosa revista “Nature”.
Desde hace bastantes décadas se conoce la importancia de las complejas comunidades de bacterias que habitan en el intestino de los animales (el denominado microbioma) puesto que influyen (y mucho) en el metabolismo y también en el sistema inmunitario.
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