Bes era un dios distinto. Su imagen burlona, representado como un enano barbudo y con melena que enseña la lengua mientras va desnudo, se distanciaba mucho de la aterradora pose que tenían la mayor parte de las divinidades del Antiguo Egipto. Adorado como protector de los hogares, de las madres, los niños y el parto, su culto se extendió por todo el Mediterráneo, llegando incluso a Ibiza.
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