Qué conste que yo no odio a Mariano, lo compadezco, que no sé si será peor. Pobre hombre, no es más que un funcionario gris y mediocre. Me recuerda Mariano, aquellos funcionarios a la antigua usanza, cabizbajo, canoso, apocopado, sumiso, con sus gafotas de culovaso y su cáspita acumulada sobre su chaqueta descoloreada. Mariano, como funcionario mediocre que es, no se mete en política, y actúa según las ordenanzas de los fueros de los españoles, muchos españoles, no sabe actuar de otra manera, y si algo se le complica, que el trabajo lo hagan los tribunales y manden a los señores de la porra.…