Según el hijo de la fallecida, la mujer no recibió mejor trato en vida: sufrió una grave enfermedad a lo largo de 20 años, se puso muy contenta cuando la Xunta le concedió una pequeña paga mensual. Después de disfrutar de ella durante algo más de un año, recibió una carta para informarla de que no le correspondía y que, por tanto, debía devolver íntegramente lo cobrado. Ahora, seis años después de morir, recibe esta misiva para "garantizar la máxima eficiencia y agilidad" mediante la declaración del grado de discapacidad
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