“Su vida fue una tragedia mayor que su muerte”. La frase es un epitafio demoledor. Y sigue: “Su única culpa es que eran pobres. ¿Quién si no trabajaría y dormiría en un lugar en tan malas condiciones?”. La pronunció el familiar de una de las víctimas del incendio en una fábrica de bolsos de Delhi (India), donde murieron 43 personas. Eran inmigrantes. Provenían del estado fronterizo de Bihar, en el este de India. Cobraban unas 150 rupias, dos euros al día, cosiendo bolsas y gorros, según la crónica de Associated Press que publicaba este diario.
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