La vida de Priscila Morena Lafuente, de 7 años, era un infierno. Su madre la vivía golpeando de manera demencial: varios vecinos declararon verla pegándole a su hija; y su propia familia ya la había denunciado por violencia. Después de la última paliza, el viernes 3 de enero de 2014, la nena se fue a dormir. Ya no despertó. Comienza el juicio por su caso.
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