La Justicia helvética alertó a David Marjaliza de que tenía una investigación encima un año antes de que estallara la Operación Púnica. Y eso aceleró la estrategia del testaferro de Francisco Granados para ocultar el dinero a las autoridades españolas. En solo un mes -abril de 2013- el empresario formalizó la apertura de una sociedad pantalla en Singapur, creó una red de testaferros y sacó de Suiza 4,2 millones de euros a nombre de terceros. Unos meses antes, el país helvético había anunciado un cambio en su normativa bancaria.
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