A veces pienso en El planeta de los simios e imagino que George Taylor viaja en su cápsula supersónica a través de espacio y tiempo hasta aterrizar en un universo paralelo, un territorio hostil e inexplorado que se parece demasiado al nuestro. En nuestros días, una floreciente comunidad de simios ha acaparado el debate público y se encarama con antropoide agilidad en las butacas de los gobiernos. Estoy hablando de otra categoría de primate, un homínido de nuevo cuño que ha decidido por propia voluntad renunciar a los avances
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En nuestros días, una floreciente comunidad de simios ha acaparado el debate público y se encarama con antropoide agilidad en las butacas de los gobiernos. No me refiero, Dios me libre, a los pobres monos aulladores que amenizan las selvas del Brasil ni tampoco a los bonobos que se aparean con despreocupación en las inmediaciones del río Congo. Estoy hablando de otra categoría de primate, un homínido de nuevo cuño que ha decidido por propia voluntad renunciar a los avances y ha comenzado el viaje de retorno hacia los eslabones más remotos de la escala evolutiva.
Evidentemente se refiere a gente como Trump, Mayor Oreja, Lucy Akello y los que les jalean
no veo diferencias entre un legionario/senador romano, o un cruzado, o cristobal colon, o cecil rhodes, o trump/abascal (por usar un ezpañistani famoso)