José Ignacio Wert llevaba ya más de un año de ministro de Educación y Cultura cuando uno de mis mejores amigos, en una conversación con otros colegas, dio a entender que no sabía qué aspecto físico tenía Wert. Otro amigo, con no demasiado aprecio por el ministro, le contestó: “Se parece a Fétido Adams”. Mi amigo tampoco sabía cómo era Fétido Adams. Nunca había visto ni a Wert ni a Fétido. Es una de las personas más felices que conozco.
|
etiquetas: opinión , fraguas , desinformación