Mucho antes de ser el actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump era un hombre de negocios que decidió apostar por un deporte que, por aquel entonces, estaba prohibido en algunos estados. Gracias a su colaboración, la UFC pudo celebrar una de sus veladas más ambiciosas, lo que sería un punto de inflexión para una compañía que actualmente factura millones en todo el mundo.
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