Guatemala: "El material volcánico entró por puertas y ventanas. Había mucho calor, no se podía respirar porque hervía", señaló Manuel en un rincón del salón comunal de la Ciudad de Escuintla, 40 km al sur de la capital, habilitado para atender a un grupo de damnificados. Los 272 refugiados en el albergue, de ellos casi la mitad niños, son de diferentes áreas de la aldea El Rodeo, una de las zonas arrasadas por los flujos piroclásticos que descendieron del volcán. "Logramos salir rompiendo láminas, cercos, pasando sobre paredes".
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