"Era un miércoles cualquiera. Me levanto y desayuno con los chicos y mi familia". Así comienza a recordar Colin Campbell, cirujano de profesión, aquel 25 de noviembre. Él vivía a unos pocos metros de la casa de Maradona, y tiene grabado a fuego hasta la hora a la que recibió la llamada de un miembro de seguridad del barrio de San Andrés, en la región bonaerense de Tigres. “Ché, Colin, ¿te puedes acercar a la casa de Maradona? Parece que está descompensado…”, recuerda. “En dos segundos me puse los zapatos, avisé a mi mujer en dos palabras..."
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