La pregunta que cualquiera debería hacerse ante el cierre definitivo de un programa que el pasado jueves consiguió su segundo máximo anual de audiencia es por qué se finiquita. ¿Tendríamos que esperar que los buques insignia de ciertos medios privados pidiesen su opinión a periodistas o especulasen sobre las razones para esta decisión sin sentido desde el punto de vista empresarial? Definitivamente no.
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