Fue una sesión delirante la del jueves en la Asamblea de Madrid. Había que hablar de la salud y las medidas contra la pandemia. Había que confrontar desde el PP con el Gobierno de España. Pero, por encima de todo, Ayuso tenía que dar salida a su ley liberalizadora del suelo, más liberalizadora aún de la que pergeñaron para España Aznar y Rato, padres de burbujas. Manga ancha al ladrillo. Y se aprobó, vaya si se aprobó.
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