Quizás lo más sensato sería reducir los programas electorales a la mínima expresión como propone el Regional Manifestos Project de la Universidad de Deusto, especialmente cuando es la propia Justicia la que confirma que dichos programas no son un contrato, ergo que su validez es cuando menos dudosa. En cualquier caso, lo que parecen mostrar las últimas encuestas es que la ciudadanía no está dispuesta a seguir tolerando estos desmanes: el fin de la hegemonía de los gigantes que gobernaron España durante tres décadas parece cada vez más cercana.
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