España es un país con una fuerte dependencia energética por dos motivos. El primero, porque apenas tenemos fuentes de energía autóctonas, más allá de las energías renovables y el carbón residual. El segundo, porque seguimos siendo un país con un elevado consumo de energía. Y eso que, como solía decir en mi etapa de Ministro: “La mejor energía, la más barata, la más limpia y la más segura la que no se consume, el ahorro energético”.
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