Creo que hemos llegado a un punto en el que ni el chasis ni el motor (los relojes de cuco, que dice mi colega Álvaro Sauras) son elementos emocionales con los que convencer a un comprador de que elija mi marca, mi modelo. Yo diría que el único componente que toca la fibra sensible a la hora de elegir un coche ya es únicamente el diseño. Y la marquitis, claro. O quizás, quién la tiene más grande. La pantalla.
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Hoy lo que emociona es que tenga un precio que puedas pagar sin re-hipotecar tu vivienda.
Porque vale que las normativas de seguridad hayan obligado a encarecer los coches por el hecho de incorporar sensores de frenada, detectores de carril, etc. Pero lo de marcas como VW es para mear y no echar gota. Que un zurullo como el T-Roc o el T-Cros o el T-Pollas o como cojones se llame después de la T- no baje de los casi 30 mil pavos…