Ji Seong-ho, de 32 años, quien antes de escapar perdió una parte de su pierna y mano izquierdas, asegura que en Corea del Norte las personas con problemas físicos son consideradas "una humillación para el Gobierno y una mancha en la imagen del país" y que poco a poco ha comenzado una "limpieza" para hacerlos desaparecer. El norcoreano, que actualmente escribe un libro sobre la difícil situación de personas con su condición, afirma que los recién nacidos con algún problema físico son llevados a los hospitales, de los que nunca vuelven a salir.
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