Europa debe hacer equilibrio entre preservar los suministros para usuarios residenciales y reducir riesgos de daños duraderos a infraestructuras industriales clave. Hasta 500000 empleos directos estarían en peligro si los temores de la UE si se cumple la falta de suministros energéticos que se baraja. Muchas más instalaciones estarían en riesgo de cierre permanente
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