Con el anticiclón que se ha instalado sobre la Península Ibérica desde el inicio de la semana, el intenso tráfico motorizado que soportan las principales ciudades y autopistas y el incremento del consumo de electricidad procedente de centrales térmicas por el mayor uso de la calefacción han provocado que se disparen los niveles de dióxido de nitrógeno y partículas, sin que la mayor parte de las autoridades estén adoptando medidas para proteger a la población. La adopción del Plan de Emergencia no evitó que se volvieran a superar los límites.
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