Desde julio de 2012, las empresas y los representantes sindicales sólo disponen de un año para ponerse de acuerdo y, en el supuesto de que no lo consigan, el convenio decae. Esto ha dado fuerza a los empresarios en las negociaciones, toda vez que la ausencia de convenio remite a lo dispuesto en el de rango inmediatamente superior y, si no lo hay, al Estatuto de los Trabajadores, que les son por lo general más favorables.
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