La medida quiere visibilizar que la exclusión habitacional es distinta en las mujeres: solo son un 13% de las personas que duermen en la calle pero viven situaciones de sinhogarismo, abuso e infravivienda que pasan inadvertidas: "La falta de visibilidad del sinhogarismo femenino ha comportado que el diseño de los centros haya sido androcéntrico o que no se hayan tenido en cuenta sus necesidades específicas en seguridad, intimidad, higiene y privacidad".
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