Un policía se convirtió en taxista durante tres meses: con cámaras y escuchas, ofició de agente encubierto y así logró registrar cómo operaba la llamada "mafia de los taxis del Aeropuerto de Ezeiza". A cada chofer que llegaba desde la ciudad de Buenos Aires y quería levantar un turista le exigían $300 para permitirle que el recién llegado pudiera subirse a su coche. Si no pagaban, tenían que seguir su camino. Un empleado de Aeropuertos Argentina 2000, empresa que lleva la concesión del Aeropuerto de Ezeiza, entregaba tarjetas adulteradas MyFare
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